Entrega de última milla: logística, retos y soluciones

La entrega de última milla o last-mile delivery, en inglés, es uno de los temas más calientes en logística de consumo. A medida que los consumidores tienden a preferir comprar online frente a la tradicional compra en tienda, una logística rápida –el tiempo que tarda el producto desde que el cliente finaliza la compra, hasta que le llega a la puerta– más que algo bonito de tener, es una necesidad. Especialmente si los e-commerce quieren tener alguna oportunidad de sobrevivir a la siempre larga sombra de Amazon Prime.

De esta forma los negocios han comenzado a utilizar nuevas tecnologías y modelos de cadenas logísticas experimentales. El objetivo no es otro más que el de:

• Aumentar el volumen de paquetes que se gestionan.
• Acelerar las entregas.
• Deleitar a clientes, y a la vez…
• Reducir costes

Hablando de costes, la entrega de última milla supone el 53% del total de costes logísticos. ¡No es de extrañar que sea un campo de interés para negocios de todo el mundo! En el post te explicaremos qué es el last-mile delivery, qué problemas conlleva y qué soluciones tecnológicas están mejorando la logística de las entregas de última milla.

¿Qué es la entrega de última milla?

En logística, la entrega de última milla es la parte final del viaje del producto. Normalmente, el producto inicia su camino en las estanterías de un almacén, es seleccionado por operarios cuando se ejecuta una compra, y transportado desde el almacén hasta la casa del cliente.

Es justo esta parte, el “hasta la casa del cliente” lo que se considera entrega de última milla. Además de ser clave para la satisfacción del cliente –piensa en qué frustrante es para un consumidor estar esperando todo el día un paquete y que justo cuando baja a por el pan, intenten la entrega–, es la parte del proceso logístico más cara y la que más tiempo consume. Alrededor de un 53% de los costes logísticos totales se corresponden con los costes de last-mile delivery.

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¿Qué problemas tiene el last-mile delivery?

¿Has seguido un envío que hayas hecho online y has visto que está “En reparto” durante días? Ese es el problema de las entregas de última milla: la terrible ineficiencia del proceso. El last-mile delivery normalmente incluye muchas paradas con entregas de muy pocos paquetes en cada una.

En áreas urbanas, los puntos de entrega están muy concentrados. Esto mejora la eficiencia de cualquier ruta, pero se reduce notablemente por la congestión del tráfico de las calles. En zonas rurales, la situación no es mejor en absoluto: los puntos de entrega están muy lejos unos de otros.

¿Qué soluciones tecnológicas hay trabajando en solucionar estos problemas de la entrega de última milla?

Probablemente estés familiarizado con el concepto de economía colaborativa, con empresas como Uber, Glovo o Deliveroo. Estas compañías permiten a sus clientes pedir un taxi, comprar y entregar un ramo de flores o una caja de paracetamol solo con pulsar un botón.

En conclusión, los sectores de transporte, restauración y entrega de comida han sido sacudidos por estas tecnologías. Ahora el retail y el e-commerce está probando estas estrategias. La idea es acelerar la entrega de mercancías a unos clientes que exigen inmediatez y ubicuidad a las empresas de retail. Al permitir entregas de productos bajo demanda, se reducen los costes de entregas fallidas… Por lo menos hasta que veamos a drones o vehículos autónomos hacer las entregas de última milla en ciudades.

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