¿Cómo reducir costes de embalaje en una empresa?

Ya estemos en crisis o en época de crecimiento económico, reducir costes es uno de los objetivos de la mayoría de las empresas, porque es una de las mejores formas que existen para aumentar la rentabilidad. La clave está en ahorrar sin que esa reducción de costes se traduzca en una bajada de la calidad del producto final.

Costes de embalaje en las empresas

El embalaje es una partida muy importante en los costes en una empresa, porque es algo totalmente esencial a lo que no se puede renunciar. El packaging sirve para presentar el producto, lo mejor posible ante el cliente, pero también para protegerlo e incluso para facilitar su almacenaje cuando todavía forma parte del stock.

Para las empresas, la reducción de costes es un proceso que debe darse a todos los niveles para ser realmente efectivo. Ahorrando un poco en una partida y otro poco en otra, al final se consiguen cantidades importantes.

Teniendo en cuenta que los embalajes suponen un coste importante dentro de la cadena de suministro, cada vez son más las organizaciones que buscan formas de ahorrar en esta partida.

Consejos para reducir los costes de embalaje en una empresa

Comprar embalajes en grandes cantidades

Muchas empresas prefieren comprar materias primas o productos en grandes cantidades, porque esto les permite tener acceso a los descuentos que suelen aplicar los proveedores. Por norma general, comprar 500 unidades de un mismo producto o material suele ser más barato que comprar 50.

Dado que los embalajes siempre son necesarios, puede ser buena idea aprovisionarse de mucha cantidad a la vez y obtener así el mejor precio posible.

Usar siempre embalajes de calidad

Cuando buscamos cómo reducir costes en una empresa no tenemos que renunciar a la calidad. De hecho, esto suele ser un grave error.

Si se sustituyen los embalajes actuales por otros más baratos para ahorrar, pero resulta que son de menor calidad, al final estamos afectando a nuestro propio negocio. Porque los embalajes de mala calidad se estropean más fácilmente, así que hay que sustituirlos con más frecuencia. El resultado es que se acaban gastando más embalajes de los que sería deseable.

Cuidar la imagen

Lo que verdaderamente quiere el cliente es lo que está dentro del embalaje. Pero la calidad y el aspecto del mismo pueden influir notablemente en la imagen que acabe teniendo de la empresa.

Escoger un embalaje más sencillo o de menor calidad puede ayudar a ahorrar en un primer momento, pero puede estar causando una mala imagen en los clientes, lo que reduce su volumen de compras y con ello la rentabilidad del negocio.

Automatizar el proceso de embalaje

La automatización puede ser una inversión rentable a largo plazo para reducir los costes de mano de obra y aumentar la eficiencia en el proceso de embalaje. El uso de máquinas de embalaje automáticas puede acelerar el proceso y minimizar los errores humanos, lo que ahorra tiempo y dinero. Además, estas máquinas pueden ajustar automáticamente el tamaño del embalaje según las dimensiones del producto, evitando el desperdicio de materiales.

Capacitar al personal y fomentar la conciencia de costes

La formación del personal es fundamental para garantizar un uso eficiente y responsable de los materiales de embalaje. Capacitar a los empleados en técnicas de embalaje adecuadas, así como en la importancia de reducir los costes, puede ayudar a crear una cultura de conciencia de costes en la empresa.

Optimizar los formatos

Cuando se venden productos de muy diverso tipo, e incluso de diferentes tamaños, suele surgir la tentación de usar un envase para cada uno de ellos, pero eso supone un coste excesivo.

Lo mejor en estos casos es aplicar el sistema de los tres tamaños, contando con cajas grandes, medianas y pequeñas. Si resulta que el producto es más pequeño que la caja, bastará con usar algún relleno como el plástico de burbujas para evitar que se pueda mover.

Reducir costes dentro de la cadena de suministro es fácil si se empiezan a hacer ajustes en los embalajes, pero es fundamental seguir primando tanto la calidad como la practicidad de los envases utilizados. Porque, en caso contrario, en realidad no estaremos ahorrando nada, sino que acabaremos gastando de más.

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